Hay
tres pasajes que parecen contradecirse entre ellos mismos sobre la muerte del
Rey Saúl.
Suicidio:
1 Samuel 31:4-6
Muerte
a manos de un Amalecita: 2 Samuel 1,1-16.
Muerte
a manos de los Filisteos: 1 Samuel 21:12.
¿Cómo
resolver estas aparentes contradicciones?
Bueno,
antes de analizar los tres pasajes bíblicos, primero tenemos que tener en
cuenta algo importante: Los libros de 1 Samuel y 2 Samuel son un mismo libro:
“Originalmente los libros de 1 y 2 de Samuel eran un solo libro. Los
traductores de la Septuaginta (LXX) los separaron, y nosotros hemos mantenido
esa separación desde entonces” (*1). Incluso, Alice Luce, en su “Introducción
Bíblica”, comenta que en el AT Hebreo, o “Tanaj”; estos dos libros son
mencionados como uno solo entre la sección de los ocho libros de los “Profetas”
(del hebreo, “Nebiim”) con el solo nombre de “Samuel”, específicamente en el
grupo de los “Profetas Anteriores” (*2). Como último dato de confirmación, la
RV95, Santa Biblia Edición de Estudio, también nos informa que en la Biblia
hebrea 1 y 2 Samuel eran un solo libro entre los “Profetas Anteriores” (*3).
Entonces,
debemos tomar en mente que los tres pasajes citados respecto a la muerte de
Saúl tienen una misma ilación en los dos libros de Samuel. Habiendo dicho esto,
mi procedimiento analítico, con la gracia de nuestro SEÑOR, será del orden
siguiente: El suicidio de Saúl, la mención de los filisteos y, por último, el joven
Amalecita.
LA
MUERTE DE SAÚL
1
Samuel 31,4-6 “Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame
con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me
escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó
Saúl su propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl
muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en
aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones”.
Personalmente,
yo sí tengo la convicción de que el Rey Saúl cometió suicidio en 1 Samuel
31,4-6. En primer lugar, debido a que la Escritura de Samuel nos describe de
forma gráfica sobre cómo lo había efectuado, y en segundo lugar, porque es la
primera versión de los hechos acaecidos sobre su muerte, por tanto, podemos
confiar que esta es la base sobre lo que ocurrió realmente en su deceso.
LOS
FILISTEOS
1
Samuel 21:12 “Entonces David fue y tomó los huesos de Saúl y los huesos de
Jonatán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de
la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, cuando los
filisteos mataron a Saúl en Gilboa”.
El texto de 2 Samuel 21:12, que la RV60 cita que
los filisteos mataron a Saúl, en realidad se trata de un error de traducción.
Por ejemplo, comparemos las siguientes versiones y traducciones:
“Entonces David fue, y tomó los huesos de Saúl y
los huesos de Jonatán su hijo, de los varones de Jabes de Galaad, que los
habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los habían colgado los filisteos, CUANDO
DESHICIERON LOS FILISTEOS A SAÚL EN GILBOA” (OSO) (Mayúsculas añadidas).
“Y fue David
a recoger los huesos de Saúl y los de Jonatán, su hijo, a la ciudad de Jabes,
en Galaad, cuyos habitantes los habían tomado de los muros de Betsán, donde los
habían colgado LOS FILISTEOS DESPUÉS DE DERROTAR A SAÚL EN GELBOÉ” (NC*)
(Mayúsculas añadidas).
“Entonces David fué, y tomó los huesos de Saúl y
los huesos de Jonathán su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los
habían hurtado de la plaza de Beth-san, donde los habían colgado los Filisteos,
CUANDO DESHICIERON LOS FILISTEOS Á SAÚL EN GILBOA” (RV1602) (Mayúsculas
añadidas).
“Fue y recogió los restos de Saúl y de su hijo
Jonatán, que estaban en posesión de los habitantes de Jabés de Galaad. Estos
los habían robado de la plaza de Bet-sán, donde LOS FILISTEOS LOS COLGARON EL
DÍA QUE DERROTARON A SAÚL EN GUILBOA” (DHH) (Mayúsculas añadidas).
“Fue a recoger los huesos de Saúl y de su hijo
Jonatán, que estaban en Jabés de Galaad. Los filisteos los habían colgado en la
plaza de Betsán EL DÍA EN QUE DERROTARON A SAÚL EN GUILBOA, pero los habitantes
de la ciudad se los habían robado de allí” (NVI) (Mayúsculas añadidas).
La palabra “Mataron”, en el hebreo de la Tanaj es “naká”
(STRONG 5221), que significa: “Raíz primaria; golpear (ligeramente o
severamente, lit. o figurativamente): abatir, afligir, asolar, atacar, azotar,
azote, batir, castigar, causar, combatir, conquistar, cortar, dejar, derribar,
derrota, derrotar, desbaratar, deshacer, destrozar, destruir, devastar,
enclavar, extender, fatigar, golpe, golpear, heridor, herir, introducir,
matanza, matar, hacer morir, muerte, muerto, sacar, sacudir, saquear, turbar,
vencer”. En cambio, en el griego de la LXX (versión griega del AT) es “patásso”
(STRONG 3960) y que significa “golpear (gentilmente o con arma o fatalmente):
tocar, herir”.
Si nos basamos conjuntamente en la traducción de la
LXX, siendo interpretado directamente del hebreo, nuestro texto de 2 Samuel
21:12 nos relata que Saúl, luego que se suicidó, su cuerpo fue mutilado y
golpeado por los filisteos sin piedad alguna y después lo colgaron. Para ellos
fue considerado una victoria sobre Saúl o declaración de su derrota. Coincide
con el contexto del final de 1 Samuel 31:
1 Samuel 31:8-13 “Aconteció al siguiente día, que
viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres
hijos tendidos en el monte de Gilboa. Y LE CORTARON LA CABEZA, Y LE DESPOJARON
DE LAS ARMAS; y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos, para
que llevaran las buenas nuevas al templo de sus ídolos y al pueblo. Y pusieron sus armas en el templo de Astarot,
y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán. Mas oyendo los de Jabes de Galaad
esto que los filisteos hicieron a Saúl, todos los hombres valientes se
levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los
cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y viniendo a Jabes, los quemaron
allí. Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y
ayunaron siete días” (Mayúsculas añadidas).
Entonces,
comprobamos, que los filisteos no fueron quienes mataron al Rey Saúl;
sencillamente hirieron su cadáver. Tal y como temía Saúl que harían con él de
encontrarlo vivo (Léase nuevamente 1 Samuel 31:4-6).
EL
JOVEN AMALECITA
2
Samuel 1:1-16 “Aconteció después de la muerte de Saúl, que vuelto David de la
derrota de los amalecitas, estuvo dos días en Siclag. Al tercer día, sucedió
que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su
cabeza; y llegando a David, se postró en tierra e hizo reverencia. Y le
preguntó David: ¿De dónde vienes? Y él respondió: Me he escapado del campamento
de Israel. David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él
respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y
son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron. Dijo David a aquel joven
que le daba las nuevas: ¿Cómo sabes que han muerto Saúl y Jonatán su hijo? El
joven que le daba las nuevas respondió: Casualmente vine al monte de Gilboa, y
hallé a Saúl que se apoyaba sobre su lanza, y venían tras él carros y gente de
a caballo. Y mirando él hacia atrás, me vio y me llamó; y yo dije: Heme aquí. Y
me preguntó: ¿Quién eres tú? Y yo le respondí: Soy amalecita. El me volvió
a decir: Te ruego que te pongas sobre mí y me mates, porque se ha apoderado de
mí la angustia; pues mi vida está aún toda en mí. Yo entonces me puse sobre él
y le maté, porque sabía que no podía vivir después de su caída; y tomé la
corona que tenía en su cabeza, y la argolla que traía en su brazo, y las he
traído acá a mi señor. Entonces David, asiendo de sus vestidos, los rasgó; y lo
mismo hicieron los hombres que estaban con él. Y lloraron y lamentaron y
ayunaron hasta la noche, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de
Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a filo de espada. Y David
dijo a aquel joven que le había traído las nuevas: ¿De dónde eres tú? Y él
respondió: Yo soy hijo de un extranjero, amalecita. Y le dijo David: ¿Cómo no
tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová? Entonces
llamó David a uno de sus hombres, y le dijo: Ve y mátalo. Y él lo hirió, y
murió. Y David le dijo: Tu sangre sea sobre tu cabeza, pues tu misma boca
atestiguó contra ti, diciendo: Yo maté al ungido de Jehová”.
Lo
dejé al último a propósito. Entonces, habiendo analizado 1 Samuel 31:4-6 y 2
Samuel 21:12 que ambos textos sí coinciden en sus versiones originales; el
sospechoso recae en el joven Amalecita. En mi corto entendimiento, he podido concebir una posible
hipótesis de lo ocurrido y es la siguiente que propongo:
Recordemos que los sucesos que acaecieron en el
suicidio de Saúl, sobrevinieron dentro de un conflicto bélico. En la guerra,
filas enemigas estaban dispersas en el campo de batalla, algunos escondidos y otros
al acecho de cualquier adversario que se les enfrentase. Muchos de estos
combatientes bien pudieron ser testigos de tragedias terribles y atroces. No
vayamos tan lejos: Tan solo como referencia a los miles de testimonios de los
sobrevivientes y ex soldados que participaron en la Segunda Guerra Mundial, es
suficiente como para darnos una idea de lo atroz que puede ser la guerra y de
cuantas experiencias terribles pudieron haber sucedido. Aplicado a este
contexto, no es difícil imaginar que un joven Amalecita, en medio de una guerra
en vivo y en directo, y afiliado en el bando del Rey Saúl, pudiera haber sido
el primer testigo de su suicidio, pues él cita casi de forma semejante la
petición del rey herido a su escudero de ser traspasado a espada. Entonces
posiblemente tramó lo siguiente: Si se hace responsable de la muerte de Saúl,
llevando como prueba su corona y su argolla, posiblemente el Rey David le
recompensaría con grandes honores y gloria por haber asesinado a su peor
enemigo y perseguidor; y le perdone la vida porque era recluta del bando contrario
que lo acechaba. Y esto fue lo que hizo, buscó al Rey David en su campamento, su
travesía le llevó 3 días, dio las nuevas sobre las bajas de la guerra y se
adjudicó el homicidio del Rey Saúl. Lo que no contaba este joven era el temor
de Dios que tenía el Rey David. El apropiarse de una gloria imaginaria y la
supuesta autoría de un homicidio le costó su vida. Al menos, en mi humilde
opinión, esta versión de los hechos me parece más coherente.
Como nota interesante: Qué curioso que el escudero
de Saúl no quiso matarlo porque tuvo temor de hacerlo, probablemente porque sabía
que su rey era el “Ungido de Jehová” (aunque él también se suicidó), en cambio;
el joven Amalecita se atribuyó de ser el “autor de su homicidio”. Rarezas que suceden
en los ambientes bélicos.
EN CONCLUSIÓN…
Bueno, no trato de ser dogmático ni categórico
respecto al tema. Este fue, POSIBLEMENTE, el orden de los sucesos: El Rey Saúl
se suicidó para no ser asesinado en manos de los filisteos; un joven Amalecita
fue testigo de ello y se llevó su corona y argolla al campamento del Rey David;
al día siguiente un grupo de filisteos mutilaron su cadáver para reconfirmar su
victoria sobre él. Solo hasta el tercer día, el Rey David se entera del deceso
de Saúl por boca del mismo joven Amalecita que lo vio morir y quien se proclama
autor de su “homicidio” presentando la corona y la argolla, creyendo que
recibiría honores y gloria; cuando solo tuvo su propia ejecución.
Finalmente, comprobamos que no existe contradicción
alguna en estos textos bíblicos.
¡Sólo a Dios la Gloria!
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FUENTE
BIBLIOGRÁFICA:
(*1) – Fuente electrónica:
http://www.gotquestions.org/Espanol/Libro-2-Samuel.html
(*2) – “HERMENÉUTICA /
INTRODUCCIÓN BÍBLICA”, “Capítulo 1: Una mirada al campo”; por E. Lund y Alice
Luce. Editorial VIDA. Pág. 125; edición 2001.
(*3) – RV95, Santa Biblia
Edición de Estudio, “LA BIBLIA (Introducción)”; Pág. xiii-xiv.