[Pregunta
que un amigo me hace por vía e-mail; lo siguiente es mi respuesta por la misma vía]
Bueno,
en lo que entiendo, mi hermano K., amor y amistad no son iguales, pero sí van
relacionados uno de lo otro. Y de hecho implican varias cosas, pero trataré de
darme a entender. Antes de partir, creo que nos iremos hacia el contexto bíblico
de este asunto entre los creyentes.
El
amor es un fruto del Espíritu Santo en el creyente, en el cual se muestra
afecto o benevolencia según el significado en el idioma griego (por esto no
puedo llamarlo una expresión humana, sino sobrenatural, que proviene de Dios);
y por lo que en “ágape”, es un amor en grado supremo, que va más allá de toda
medida, y que tiene por objeto a Dios y al prójimo. Es decir, no solo tiene su
objeto en Dios, sino también para con el prójimo porque en Cristo mostramos el
amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones (Romanos 5:5).
Recordemos que antes de Cristo, estábamos muertos en nuestros pecados, y peor
aún, éramos aborrecedores de Dios (Romanos 1:30; Efesios 2:13). Claro está que
el que ha nacido de nuevo, ama (muestra afecto y benevolencia) a su hermano y a
Dios. En la regeneración o nuevo nacimiento, Dios implanta una nueva vida en
mí, me da un corazón nuevo cambiando el de piedra, en el cual me da el poder y
la libertad del pecado para poder obedecer Sus mandamientos, en estos casos,
amar a Dios y a mi prójimo (es decir, no hace violencia fortuita, sino que
concede la libertad del pecado para poder amar). Amar es una evidencia de que
Dios mora en mí y que conozco a Dios (1 Juan 4).
Pero
la amistad, entra el terreno de las relaciones restauradas (dentro del contexto
bíblico entre Dios y los hombres, claro). Aquí creo yo que radica la
diferencia: Mientras el amor es una manifestación del fruto del Espíritu Santo
de Dios de mí hacia a otros; la amistad es el lazo que me une a otra persona,
en este caso, con los de la familia de la fe. Por ejemplo, hablamos de amistad
del tipo de Abraham que era el amigo de Dios (Santiago 2:23), o como Jesús que
implica que somos Sus amigos si guardamos sus mandamientos (Juan 15:13). Respecto
a Dios recuerda, Carlos, nuevamente, que antes éramos enemigos de Dios, pero en
Cristo Jesús hemos sido reconciliados y justificados por medio de Él (Romanos
5:1-2). No se puede hablar de amistad con Dios o con los hombres, si primero no
hay una restauración y reconciliación entre Dios y los hombres por medio de
Cristo. Claro está que dentro de la imagen y semejanza de Dios el ser humano
muestra amor a otros (no a Dios, puesto que sin conversión sigue siendo enemigo
de Él); por ejemplo: El amor natural entre padres e hijos. Estos han recibido
una luz respecto a lo bueno de Dios, aunque no necesariamente es un amor en
grado sumo como el ágape.
Nos
encontraremos en la Biblia, especialmente en la Iglesia, que la amistad crea,
valga la redundancia, lazos fraternos. Es por default que he de ser amigo de mi
hermano, porque el amor de Dios en mí me mueve a ello por causa de la unidad de
la Iglesia (Efesios 4:3-6). El lazo o la relación fraterna que me une a mi
hermano, demostrando a su vez mi amor por él, es evidencia de que he nacido de
nuevo y de Dios está en mí.
En
lo que entiendo, me parece clara la diferencia, el amor es una manifestación
del fruto del Espíritu Santo en el creyente, concedido por Dios; mientras que
la amistad entra en el contexto de las relaciones o lazos espirituales entre
los creyentes.
Respecto
a la 2da. Pregunta, es muy buena e interesante…. ¿El amor es incondicional?
Bueno, primero, dentro del contexto de Juan 15:13, dice que somos amigos de
Cristo si guardamos nuestros mandamientos. Claro que el que es nacido de nuevo,
el que ha sido convertido por Cristo y traído a Dios para salvación, muestra
como evidencia de su conversión y de su fe, que guardará los mandamientos de
Cristo, esto es: Amarse unos a los otros. Creo una cosa va consecuente de la
otra. En este pasaje, no es tanto una condición: “Si me amas, guarda entonces
mis mandamientos”, sino más bien, la implicación de una evidencia del que
ha nacido de Dios y tiene la nueva naturaleza o la vida nueva en el creyente,
indefectiblemente amará a otros, a sus hermanos y a Cristo mismo. Pero este
amar a otros, hace énfasis específico, en el contexto, que es un amor entre los
discípulos de Cristo o los de la familia de la fe. Hablamos del contexto de
este pasaje. Ciertamente amamos a nuestros enemigos, pero ellos no nos aman a
nosotros. Otra diferencia.
Ahora,
volviendo a si el amor es condicional e incondicional. Muy buena pregunta….
Creo que el amor mismo condiciona o propone condiciones sobre otras situaciones
y retiene sus beneficios dentro del contexto de la iglesia. Cuando decimos el
amor es incondicional se entiende que el amor por sí mismo es incondicional,
pero creo que el asunto diferente que el amor propone condiciones. Me explico:
El ejemplo más claro, la disciplina dentro de la Iglesia. Jesús dice que si tu
hermano peca contra ti y se arrepiente, perdónale. Pero no dice que si peca
contra ti perdónale de una vez (Lucas 17:3-4, compara con Mateo 18:15-22). En
este sentido, por causa de la ofensa y el pecado en la Iglesia, el perdón es
retenido, porque no se puede tolerar el pecado a menos que haya
arrepentimiento. Claro está que toda disciplina es con el fin de restaurar al
hermano desobediente con amor y mansedumbre, pero esto será cuando haya
arrepentimiento (Gálatas 6:1). Creo que es bíblico, porque Dios no nos ha
perdonado hasta que nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Jesús
como SEÑOR y Salvador. De la misma manera, la Iglesia sigue ese patrón o modelo
dejado por nuestro SEÑOR. Claro, al que ama, disciplina, por eso hay disciplina
entre los hermanos. Eso los mueve. El amor siempre está del lado de la verdad y
de la santidad. Y la misma benevolencia ha de ser mostrada cuando un hermano se
ha arrepentido. ¿Qué beneficios pierde un hermano que ha pecado en la congregación?
La comunión con los santos (Nuevamente compara Mateo 18:15-22). El pecado
obstruye los lazos fraternos entre los miembros. Y si de plano no hay
arrepentimiento, puede llegar al extremo de la excomunión, pero esto es para su
bien. Si es hijo de Dios, vuelve, sino, es bastardo (Hebreos 12). Asi que,
dentro del contexto de la Iglesia, e incluso en otras áreas como la familia o
en la educación moral de los hijos.